En este blog se mostrarán, sin respetar cronológicamente su fecha de fabricación, todo tipo de locomotoras: vapor, diésel y eléctricas con algunas de sus características (datos clave y técnicos, informe complementario, dónde verlas) como así también -algunas- cuando dejaron de prestar servicios. Sitio sin fines de lucro.

Fichero Técnico (V)

El sistema de recalentamiento del vapor

Después de que, a mediados del siglo XIX, la locomotora de vapor adqui­riera su configuración definitiva, la intro­ducción del sistema de recalentamiento del vapor fue el logro más importante. El recalentamiento posibilita que la potencia de una locomotora se vea incrementada en hasta un 25%, con el ahorro equivalen­te de carbón y de agua, comparada con las máquinas sin sistema de recalentamiento. Su implantación a partir de 1910 supuso un nuevo avance en el diseño de las loco­motoras de vapor, coincidiendo con la demanda de los empresarios ferroviarios de trenes más pesados que fueran arrastra­dos a velocidades superiores.
Los principios básicos
El vapor que se genera en una caldera a una presión y temperatura determinadas se llama vapor saturado, y, debido a que está en contacto con el agua, tiene un alto grado de humedad. Al añadirle más calor, ese vapor se recalienta. En una locomotora, el vapor pasa a través de la válvula del regulador, las conducciones principales del vapor y las válvulas de distribución hasta los cilindros, donde su presión se aplica a los pistones.
El contacto con las superficies metálicas de las tuberías y de los cilindros hace que el vapor se enfríe, lo cual ocasiona la forma­ción de gotas de agua, rozamientos en el movimiento de los pistones y pérdida de pre­sión. Todos estos factores reducen potencia.
Cuando se aplica el recalentamiento suficiente al vapor saturado, la humedad de éste se convierte en vapor adicional, y, si su temperatura sube lo suficiente, se mantendrá por encima del punto de satu­ración durante todo el ciclo de trabajo, hasta que sea descargado por la tobera de soplado de la caja de humos. Ello elimina la pérdida de potencia por condensación.
La otra gran ventaja del recalentamien­to es que el vapor se aproxima a la condi­ción de gas perfecto, expandiendo su volumen progresivamente a medida que absorbe más calor. El calor que se absor­be en los elementos recalentadores reduce ligeramente el ritmo de producción de vapor saturado de la caldera, pero éso es mucho menos importante que el aumento de volumen del vapor y de la potencia conseguida por el recalentamiento.
El recalentador Schmidt es el tipo más comúnmente utilizado en las locomotoras. La válvula del regulador permite que el vapor saturado pase desde el domo a la tubería principal de vapor. Desde aquí, el vapor pasa al distribuidor del recalentador; después, sigue por los elementos del recalentador en el interior de los grandes tubos de salida de humos del hogar, donde el vapor saturado se calienta y se convierte en vapor recalentado. Luego, el vapor vuelve al distribuidor del recalentador y se dirige a los cilindros a través de las tuberías de vapor. Click en la imagen para ver en mayor tamaño.
Su historia
La idea de recalentar el vapor saturado data de principios del siglo XIX. El pri­mer diseño de un recalentador de locomo­tora capaz de originar un grado aceptable de recalentamiento, a diferencia del vapor seco, que sólo aumenta un poco su tempe­ratura para superar la humedad inicial, se presentó en 1850.
El ingeniero francés Montcheuil propu­so que el vapor saturado de la caldera pasa­ra a través de unos tubos en forma de U, recorriendo el armazón de la caldera en uno y otro sentido por uno o más tubos, para después pasar a las válvulas y cilindros.
Pasaron casi 50 años antes de que el desarrollo de la metalurgia y de los acei­tes lubricantes, incapaces de resistir las agresiones del vapor recalentado, permi­tiera que los recalentadores se convirtie­ran en una proposición práctica. Al final se consiguió alcanzar el éxito gracias, en gran parte, al trabajo del doctor Wilhelm Schmidt, conocido por sus amigos como “Willie vapor caliente”, ayudado por el doctor Robert Garbe, ingeniero mecánico de los ferrocarriles estatales de Prusia y por J.B. Flamme, de los ferrocarriles de Bélgica.
¿Por qué el recalentamiento?
El recalentamiento convierte la humedad que contiene el vapor en vapor adicional. Esto hace que no se pierda potencia por condensación. El vapor se enfría al pasar por las diferentes conducciones y superficies metálicas de su circuito. Al enfriarse se producen gotas de agua, lo que origina resistencia al movimiento de los pistones con pérdida de presión y de potencia.
Fuente: El Mundo de los Trenes - Ediciones del Prado S.A. - Madrid (España)

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