En este blog se mostrarán, sin respetar cronológicamente su fecha de fabricación, todo tipo de locomotoras: vapor, diésel y eléctricas con algunas de sus características (datos clave y técnicos, informe complementario, dónde verlas) como así también -algunas- cuando dejaron de prestar servicios. Sitio sin fines de lucro.

Fichero Técnico (IX)

Caja de humos autolimpiables

La edad de oro de la época del vapor está representada en fotografías de locomotoras que irrumpen con fuerza sobre los rieles, mientras de la chimenea sale un reguero de humo que queda flotando en el aire. Lo que no muestran esas fotografías son las partículas de carbón no quemado, o parcialmente quemado, que salían despedi­das del fuego y a través de los tubos de la caldera, y eran arrastradas por la corriente ascendente a través de la chimenea.
A veces estas partículas salían despedi­das en forma de brasas, ocasionando qui­zás fuegos laterales, o bien se quedaban en la caja de humos. Una máquina que trabajara duro durante un recorrido largo podía llegar a almacenar en la caja de humos varios kilos de carbonilla, lo cual era más que suficiente para obstruir alguno de los tubos inferiores y, final­mente, perjudicar la salida del vapor.A fin de garantizar que la carbonilla que salía despedida quedara reducida a partícu­las tan pequeñas que no pudieran causar fuego alguno, se colocaron entre la tobera y el sombrerete de la chimenea unas mallas de tela metálica para detener las chispas. Esas pantallas no impedían que se forma­ra carbonilla en la caja de humos; es más, podían incluso contribuir a su formación, y, debido a que se trataba necesariamente de una porción muy pequeña de malla, a veces se obstruían ellas mismas.En los Estados Unidos, debido al uso de los alimentadores automáticos, estos problemas se agravaban. A finales de siglo, y tras pruebas exhaustivas, la American Railway Master Mechanics Association propuso un dispositivo que no sólo rompía la carbonilla, sino que además limpiaba la caja de humos. El aparato constaba de un deflector casi ver­tical, colocado frente al mamparo de los tubos, y una chapa plana horizontal, situada a la altura de la corona de la tobe­ra de soplado, con una visera en su extre­mo ligeramente inclinada hacia abajo.Los gases de la combustión eran con­ducidos a toda velocidad a través de una abertura casi plana situada debajo de la visera. Después, los gases eran conduci­dos a través de las pantallas de malla fren­te a la tobera y la chimenea, rompiendo la carbonilla allí atrapada en partículas ino­fensivas que iban luego a la chimenea.
Este método fue enseguida adoptado por los ferrocarriles estadounidenses y conocido como el testero de Master Mechanic. En Inglaterra, los ferrocarriles se mostraron reacios a adoptar ese siste­ma, ya que impedía el acceso a la parte delantera de los tubos para su limpieza. Churchward, de Great Western Railway, y después Stanier, de London Midland & Scottish (LMS), incorporaron el deflector y la chapa horizontal en sus locomotoras, pero sin las pantallas de tela metálica; en Inglaterra, donde se utilizaba la alimenta­ción manual, el carbón era de mayor tamaño y por tanto menos propenso a des­menuzarse durante la combustión.
A partir de 1946, fue el ingeniero jefe mecánico de LMS, H.G. Ivatt, quien utilizó el testero de Master Mechanics en los nue­vos diseños de locomotoras. El nuevo dis­positivo fue catalogado como caja de humos autolimpiable, y se esperaba de él que acele­rara las tareas de limpieza en los depósitos.R.A. Riddles adoptó, desde 1951, las cajas de humos autolimpiables para sus locomoto­ras Standard de BR. Las máquinas que lleva­ban incorporado este sistema lucían una placa con las letras SC en la puerta de la caja del homo, para indicar al personal de manteni­miento que las puertas no necesitaban abrirse entre lavado y lavado (cada 12 o 16 días en la mayoría de los casos). Era frecuente reducir el orificio de la tobera de soplado casi 0,31 cm para contrarrestar la disminución de la corriente que pasaba por las pantallas.
La caja de humos autolimpiable fue ideada para impedir que grandes fragmentos de carbón sin quemar salieran despedidos a través de la chimenea, y para acelerar el proceso de mantenimiento en los depósitos de locomotoras. Un deflector, situado frente al mamparo de los tubos, y una chapa horizontal, colocados a nivel del sombrerete de la chimenea, dirigían los gases de la caldera a través de una malla metálica. Ésta rompía la carbonilla atrapada en fragmentos muy pequeños, que después salían por la chimenea.
Los problemas de los tres cilindros
Las cajas de humos autolimpiables eran efi­caces en las máquinas con tres o cuatro cilindros, ya que contaban con cuatro tiempos de expulsión fuerte del vapor por revolución. Su aplicación a las máquinas con tres cilindros, con seis tiempos de expulsión más débiles, mostraron una mayor dificultad. Las máquinas de la Serie V2 2-6-2 de la antigua London & North Eastern Railway necesitaron grandes reformas en el flujo de vapor para que, al instalarles las placas de autolimpieza, la producción de vapor fuese correcta y la limpieza, eficaz. Nunca se consiguió alcanzar el éxito en la instalación del sistema en las Royal Scot reformadas de la antigua LMS. El intento perjudicó tanto a la formación del vapor de la locomotora que el dispositivo se quitó de la máquina.
Fuente: El Mundo de los Trenes - Ediciones del Prado S.A. 1997 - Madrid (España)

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